Si cojo y digo que el ambiente es perfecto, sol o nieve según te apetezca; que podría pasar mil veces seguidas por cada una de las tiendas; si en cada una de estas tiendas podría recrearme y mirar cada uno de los objetos; si todo lo que envuelve el ambiente étnico-bohemio me himnotiza y encima, que cuando te pidas una cervecita te pongan un ''peazo'' de bocata o un plato de calamares o una ternera en salsa si me apuras, ¿qué puedo decir de Granada? creo que en muy poco tiempo me acostumbraría a vivir allí.

Bueno, y si encima a todo esto le sumamos una grata compañía, pues el coctel que resulta es el de un fin de semana perfecto.

El viernes se volvió a confirmar el dicho que cuando no tienes planeado salir y lo haces sin afán de recogerte a las mil, pues sí, te recoges a las mil y sin saber cómo no has podido perder la cámara de fotos. Así que a las 4 de la mañana estábamos en la puerta de Tomillo y Romero, que eran como se llamaban nuestras habitaciones, echándonos fotos y sin saber nunca si armamos más escándalo de lo permitido o no. Supongo que no, pues en este viaje iban dos sufridoras en casa, así que...creo que estuvo todo controlado.

Eso sí, lo malo es que todo el mundo no tiene el mismo despertar a la mañana siguiente, y siempre hay alguno que debe echarse otras tantas horas para recuperarse; qué pasa luego, que cuando llega la noche de nuevo, éste está como una lechuga de fresco y el resto estamos con los ojos ensangrentados de cansancio.

Solución, cena y cervecitas tranquilas en la habitación.

¿Eh ''cuqui''? ¿quién celebra su cumple en Granada y en la Puebla el mismo día?

Pues, tal y como dice la canción de Benito Kamelas, ya pienso en el dia en el que pueda regresar. Me queda mucho por ver.


PD: La próxima a Barcelona, eh?

maños, un dia tenemos que irnos en secreto